Día de la Borradera

Desde el martes de carnaval de 1952 se conserva una ceremonia conocida como "día de la borradera", en la cual cuatro jóvenes provistos cada uno con su bandera, la de Tonalá, la de Tlaxcala, la de Zacatecas y la de España, recorren todo el pueblo cantando y bailando los versos de las banderas para conmemorar el acuerdo de paz entre los cuatro pueblos. Originalmente se polveaban la cara con pinole (ahora se hace con harina de trigo), es decir, se borran, en recuerdo de aquellos pueblos que se pintaron unos a otros, como signo de no más diferencias entre indígenas y españoles. En la actualidad existe el barrio La Concordia, en memoria del lugar donde realizaron en convenio de paz. 
Los tlaxcaltecas profesaban extrema devoción a una pintura en lámina llamada El santo niño de la Nueva Tlaxcala, cuadro que se depositó en casa de su jerarca ex-tlatoani y que pasó de padres a hijos, aclamando con una oración en su dulce lengua náhuatl. En el barrio de Jalisco todavía se puede hablar de una influencia  de las familias tlaxcaltecas que pacificaron la región, porque los portadores de las banderas inician el recorrido en ese barrio, cantando y bailando los versos de las banderas de Tlaxcala ante la imagen del santo niño (culto en la actualidad casi en extinción) por muchos rescatada, ejemplo es la familia Sarellano Pérez que al ver destruida la capilla se propuso conservar la imagen en su propia casa. En el año 2007 la capilla fue reconstruída y se ubica en la esquina de las calles Hidalgo y Escobedo. 
A los versos que se cantan y representan se les conoce como "Baile de las banderas", o también como banderas de Tlaxcala. Los versos hacen alusión tanto al conflicto entre los pueblos indígenas como a los sacrificios de cuaresma, se les nombra también banderas carnestolendas, que significa abstinencia de carnes magras con ayunos ciertos días de cuaresma, en memoria de los cuarenta días que Cristo pasó en el desierto en oración y ayuno. 
Enseguida, y como parte del inicio del recorrido, se presentan ante las autoridades civiles y eclesiásticas, es decir, continúan en el templo de San Pedro donde el señor cura bendice las banderas, bailan y al terminar se borra cada abanderado uno al otro (imagen); se siguen a la presidencia municipal, ante la presencia de los miembros de la administración. Luego se van por todo el pueblo, borrando a todas las presonas, sobre todo jóvenes y niños; se detienen en lugares concurridos, en los comercios, en las esquinas, con los amigos que con admiración escuchan los cantos de las banderas del día de la borradera. 
Estos versos llevan el mensaje de nuestros antecesores por más de 400 años a través de los portadores que representan los cuatro pueblos, quienes avanzan en círculo cantando al mismo tiempo que suenan golpeteando a cada paso sus banderas de vistosos colores; y llevando el ritmo que les marca el sonido del violín, repiquetean sus campanillas y cascabeles. 

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